miércoles, 11 de abril de 2012

Michael Foucault

Charla entre Badiou y Foucault - 1965

 Material aportado por la docente María Cecilia Grassi.

miércoles, 4 de abril de 2012

Debates actuales

Roudinesco - Onfray

Artículos de Clarín

http://edant.clarin.com/diario/2008/02/11/sociedad/s-03401.htm

http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/psicologia/Discutiendo-Freud-vez_0_486551554.html








Lev Vigotsky y lo específicamente humano


      “Una araña ejecuta operaciones semejantes a las del tejedor, y una abeja avergüenza, por la construcción de sus celdillas de cera, a más de un arquitecto. Pero lo que ya por anticipado distingue al peor arquitecto de la abeja mejor, es que el arquitecto construye la celdilla en su cabeza antes de construirla con cera. Al final del proceso de trabajo sale un resultado que ya estaba presente al principio del mismo en la representación del trabajador, o sea, idealmente. No es solo que el trabajador obre una alteración de forma de la naturaleza, es que al mismo tiempo realiza en lo natural su finalidad, la cual es conocida por él, determina como ley el modo de su hacer y tiene subordinada su voluntad.” (K. Marx, El Capital, pp. 15).


 Vigotsky va a intentar resolver, a lo largo de obra, un problema significativo para su época: ¿Qué es lo que distingue al ser humano del resto de los seres vivos?
   Esta pregunta proviene del muchas veces reeditado debate entre "lo innato y lo adquirido". En aquel momento histórico, se busca en estos debates una explicación a los famosos niños-salvajes y su posible humanización.


 Victor, el salvaje de Aveyron

Convertido así en asunto público, los sabios del momento le reconocieron atenta y cuidadosamente y llegaron a la conclusión, expresada por el más cualificado de ellos, Philippe Pinel, director del asilo o manicomio de Bicêtre, de que "el salvaje de Aveyron" no era más que un deficiente mental incurable. Pero un joven médico recién doctorado, Jean Marc Gaspard Itard, al que le fue permitido asistir a estas sesiones, más optimista, propuso la elaboración y ejecución de un programa de tratamiento y educación del niño, lo que fue aceptado, proporcionándosele los medios públicos requeridos para realizarlo. El muchacho quedó desde entonces bajo la custodia de Itard, siendo atendido por Madame Guérin en los aspectos físicos y materiales mientras que Itard elaboraba y aplicaba el programa de su tratamiento psicológico y readaptación.
Itard escribió dos memorias o informes dirigidos al ministerio patrocinador, donde relató minuciosamente sus observaciones, propósitos y experiencias. Ambos textos fueron publicados inmediatamente por considerárselos de interés general. El primero data de 1801, pocos meses después de haberse emprendido el experimento, y el segundo se escribió en 1806, cuando Itard dio por conclusa su actuación. Ambos trabajos son modelos de rigor científico, metodológico y claridad expositiva.
La descripción que Itard realizó de la primera impresión que le causó su pupilo rezaba: "un niño desagradablemente sucio, afectado por movimientos espasmódicos e incluso convulsiones; que se balanceaba incesantemente como los animales del zoo; que mordía y arañaba a quienes se le acercaban; que no mostraba ningún afecto a quienes le cuidaban y que, en suma, se mostraba indiferente a todo y no prestaba atención a nada." 
El infortunado muchacho era delgado y más bien bajo para su supuesta edad. Su rostro, redondeado e infantiloide, presentaba marcas de haber sufrido la viruela y lo surcaban varias cicatrices. Su nariz era larga y puntiaguda y su mentón hundido. Tenía un cuello largo y esbelto, pero otra gran cicatriz le atravesaba la garganta.
Las atenciones y cuidados que se le dispensaron a partir de entonces mejoraron su estado físico y su sociabilidad, pero los progresos fueron muy escasos, una vez superada la fase inicial. Itard le puso el nombre de Víctor. Por esta época se presentó la pubertad sexual del muchacho, lo que creó problemas adicionales a su educador. Las esperanzas de Itard de enseñarle a hablar y a comportarse de manera civilizada resultaron frustradas y en el segundo informe Itard se daba por vencido y manifestaba su preocupación por el futuro del joven era llamado en su tribu "el yindi".
Parte del proceso puede verse en una película de François Truffaut basada en esta historia, titulada L'Enfant Sauvage.

A.P.A.

1945 A.P.A. Reunión de psicoanalistas argentinos en Río de Janeiro. Adelante: Señora De Oliveira (Brasil), Alberto Tallaferro, Luisa Alvarez de Toledo. Medio: Enrique Pichon Rivière, Marie Langer, Arnold Rascovsky, Angel Garma, Eduardo Krapf, Celes Cárcamo, Lucio Rascovsky. Atrás: Arminda Aberastury y Matilde Wencelblat.

El proceso de institucionalización del Psicoanálisis



1909 Freud, Stanley Hall y C. G. Jung. De pie: Abraham, A Brill, Ernest Jones y Sándor Ferenczi.


1922 Sigmund Freud, Sándor Ferenczi y Hanns Sachs. De pie Otto Rank, Karl Abraham, Max Eitingon y Ernest Jones.


Congresos de Psicoanálisis
1911 Congreso Weimar

1929 Congreso Oxford